martes, 5 de febrero de 2013

Le Corbusier, el más grande urbanista del siglo XX, se ofreció a diseñar la ciudad tras el terremoto de 1939.


Diario La Discusión (Francisco Martinic-Edgar Brizuela-Pedro Vicario)

Tras el terremoto del año 1939 los optimistas urbanistas nacionales y locales tenían una idea en mente: hacer de Chillán una ciudad bella y acogedora.

El desafío era grande y surgían propósitos como éste, que fue expuesto en LA DISCUSIÓN por quienes pensaban en ese entonces la ciudad: “Chillán será una de las ciudades más lindas de Chile”, señalaba un artículo del 27 de agosto de 1939.

Tras el terremoto la generación de un plan regulador se convirtió en una necesidad y para ello el año 1940 se presentó un esquema de lo que debiera ser la ciudad, en ese entonces confinada a las cuatro avenidas y con Chillán Viejo como apéndice.

El plano regulador que se proponía consideraba limitar la construcciones en una amplia faja de la Avenida Argentina desde Collín a Ecuador para que sirvieran a los obreros y menesterosos.
El tema fue analizado en múltiples reuniones de consejo municipal e incluso hubo cambios y atrasos en su entrega definitiva.

El municipio analizaba su propio plano regulador para levantar la ciudad luego de que fuera rechazada una propuesta del afamado arquitecto francés Charles Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier (en la imagen), para edificar una ciudad totalmente nueva, una suerte de Brasilia o Bonn (Alemania).

En una de sus primeras ediciones tras el terremoto y cuando se discutía la reconstrucción, el diario consignaba que “Le Corbusier ha manifestado su deseo de organizar las funciones de la vida colectiva de los sobrevivientes del terremoto, Es decir hacer los planos de las ciudades devastadas. Y todo ello gratuitamente”.
Sin embargo, las autoridades permanecieron sordas ante tamaño ofrecimiento, motivadas por el recelo de arquitectos nacionales.

Tras ello, la reconstrucción siguió un paso cansino que se demoró décadas y el plan regulador que requería la ciudad fue aprobado por el municipio no teniendo mayores cambios respecto del anterior.
La única divergencia importante según se desprende del análisis de las noticias de entonces era que algunos proponían emplazar la ciudad en otro lugar.

Finalmente, Chillán fue levantada en el lugar que sigue ocupando hasta hoy, de Le Corbusier y de sus ideas modernistas nada se supo y durante décadas la ciudad se extendió prácticamente sin control fuera de las cuatro avenidas, ocupando amplias áreas verdes, huertos y campos.

La actualidad: deuda de planificación
En 1989 se presentó se presentó el último plan regulador conocido y aprobado por el municipio y que debía haber sido renovado el año 1996. Sin embargo no fue hasta 2008 que se iniciaron las acciones para tener un nuevo instrumento de planificación territorial que definiera los usos de suelo, altura de edificios y se hiciera cargo de los males de una ciudad que había crecido sin un norte claro.

El desafío de crear el nuevo instrumento de planificación fue encargado a la consultora de Manuel Durán Iligaray el año 2008 con la intención de tenerlo listo en 2011. Pero el terremoto retrasó los planes y diversos problemas y actuaciones negligentes han dificultado que la actualización del plano regulador sea aprobada por el municipio.
El arquitecto explica que la ciudad ha experimentado un gran crecimiento demográfico en los últimos años, debido principalmente al rol jerárquico de la comuna, asociado principalmente a su oferta de servicios y equipamiento no sólo para sus habitantes, sino que también para los de comunas vecinas e incluso para otras bastante alejadas. “Esto ha generado a su vez un explosivo aumento de la oferta inmobiliaria, ocupando grandes terrenos con loteos más densos que el área central y generando diversos barrios que concentran una gran población; sólo en el sector de Los Volcanes residen más de 40.000 personas.”

Pero como no ha existido regularidad en la trama urbana desde su centro fundacional, estos loteos se han ido adaptando en forma inorgánica, lo que genera una percepción de desorden y déficit de vías para una expedita conectividad entre estos nuevos sectores y el centro de la ciudad.
En definitiva, el área urbana ha sido sobrepasada, quedando solamente disponibles terrenos bastante limitados hacia el oriente, poniente y el norte y que considerando la demanda de suelo -estimada para Chillán en más de 1.000 hectáreas- son insuficientes.

1 comentario:

  1. Buen articulo, desconocia este ofrecimiento, pero como lo ha demostrado el tiempo no habria funcionado.

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