martes, 4 de marzo de 2014

El Chacal de Nahueltoro al cine.

p. Juan Ignacio Basterrica Sandoval
(Revista Quinchamalí)



Afiche promocional del film El Chacal de Nahueltoro


Este acontecimiento llamo la atención del cineasta Miguel  Littin  quien viajo a Chillan a fin de hacer un documental que relatara estos hechos. Sin embargo convencido de que la historia daba para hacer una película y con la idea en mente busco colaboradores dentro del mundo actoral para llevarla a cabo, logrando formar un equipo de alta calidad, los que serian remunerados una vez que se exhibiera y obtuviera las respectivas recaudaciones. Fue así como asumen el proyecto la actriz Shenda Román y el actor chillanejo Nelson Villagra iniciándose el rodaje del film con el nombre de “El Chacal de Nahueltoro”. El film relata con una actuación sobresaliente de Nelson Villagra como Jorge del Carmen Valenzuela Torres toda la historia del crimen y conteniéndose una gran dramatización de los perfiles humanos y psicológicos del autor de los atroces crímenes. Comienza con la detención de Valenzuela Torres el que es interrogado por el juez de la causa, entrelazándose diversos raccontos que reconstruyen la infancia, sus incansables peregrinajes en los campos mostrando toda la marginación social que lo convirtiera finalmente en asesino. Se muestra como conoce a Rosa Rivas, a quien más adelante asesina junto a sus hijos con una gran crudeza representada en la película. Posteriormente el film muestra al reo detenido en la cárcel donde es acogido por los otros presos. Allí aprende a leer y escribir, conoce y aprende el oficio de la fabricación de guitarras y se convierte a la religión católica. En la parte final se muestra a Valenzuela Torres siendo condenado a muerte, recibiendo la asistencia espiritual del capellán de la cárcel y es entrevistado por un periodista. Se muestra la  tensa espera de la resolución del indulto presidencial, el que nunca llega y finalmente es fusilado. El film sobrecogedor muestra la trama de la ejecución con mucha minuciosidad y gran dramatismo.



Miguel Littin, Director del film El Chacal de Nahueltoro.

La película para el bicentenario nacional, fue reconocida por su calidad como la más importante del cine chileno de todos los tiempos, y a su actor protagonista Nelson Villagra con su magistral interpretación quien logra identificarse plenamente con el personaje lo consagra en uno de los más destacados actores de la historia del cine nacional.

En palabras de Nelson Villagra sobre las impresiones que le causaron interpretar el rol del múltiple asesino de Nahueltoro a la prensa declara:
“El Chacal me hizo reflexionar. Me asombro el enorme contacto que la película ha hecho con el público. En tales condiciones el trabajo adquiere una connotación que va más allá del acto creativo. Me impresionaba que la gente se acercaba a saludarme y me atribuyeran una connotación especial. Despertó en mi algo que podría llamar responsabilidad social”

En una entrevista concedida desde Europa para el diario La Discusión de Chillan reafirma lo señalado anteriormente diciendo;
“Jorge es uno entre millones que siguen naciendo y muriendo en el mundo entero. Durante años, cientos de espectadores, luego de alguna proyección popular de El Chacal de Nahueltoro, me han palpado con una devoción singular. Eso me compromete moralmente para siempre”.




Nelson Villagra, actor chillanejo, interprete del film El Chacal de Nahueltoro

El Chacal de Nahueltoro / Crónica social de un asesino

p. Juan Ignacio Basterrica Sandoval
(Revista Quinchamali)


Nelson Villagra protagonista del film El Chacal de Nahueltoro interpretando al asesino

Hace cincuenta años atrás, un 30 de Abril de 1963, el condenado Jorge del Carmen Valenzuela Torres   fue fusilado en el patio de la Cárcel de Chillan. Después de haber estado preso en espera de la sentencia final .Una espera de casi tres años por los crímenes atroces que conmovieron a la opinión pública y que a su vez la conmocionaran una vez más con el cumplimiento de la condena de muerte.

EL CRIMEN
El 20 de Agosto de 1960, en el sector isla de Alfalfa del Fundo Nahueltoro de la comuna de Cato, Jorge del Carmen Valenzuela Torres, alias el Canaca, El Campano, El Trucha, y su apodo mas conocido El Chacal de Nahueltoro  cometió el alevoso asesinato de su conviviente y sus cinco hijos. Su conviviente Rosa Rivas mas conocida como “La Viuda “conoció a Jorge Valenzuela un día que cortaba leña y este se le acerco a ayudarla. La mujer que se desempeñaba como cocinera del Fundo Muticura de Galo Bustos cedió rápidamente en una relación de convivencia .Todo transcurría normalmente, hasta que un día Galo Bustos cansado de los permanentes estados de ebriedad de Valenzuela, lo echo de su Fundo siendo acompañado por Rosa y sus hijos, convenciéndola de que  la llevaría a su casa en el Fundo Chacayal. En la ruta acamparon en la orilla del rio Ñuble en el Fundo Nahueltoro ya que se les atardeció. Sin embargo en ese lugar permanecerían por más de tres meses.

El diario La Discusión  de Chillan de esa época relata de esta manera los acontecimientos; “El 20 de agosto, Valenzuela Torres se acerco hasta su conviviente Rosa Rivas, en busca de la pensión de viudez que la mujer debía retirar cada mes en San Carlos. Rosa venia llegando sin ningún peso en los bolsillos puesto que un trámite burocrático le había impedido retirar el dinero. Frente a esta situación Valenzuela reacciono violentamente y tomando la guadaña, con la que usualmente trabajaba, le dio muerte. Luego hizo lo mismo con los cinco hijos de la mujer, entre ellos un bebe, cuyos cuerpos fueron encontrados horas mas tarde por el dueño del fundo Nahueltoro don Exequiel “Quelo” Dinamarca.

Valenzuela Torres, después de cometer el crimen huyo del lugar en dirección a la cordillera por lo que  se organizo una tenaz búsqueda para atrapar a la “bestia humana” acorralada en los cajones cordilleranos, a unos 150 kilómetros de Chillan. Para seguir el rastro de El Canaquita como se le conocía en los alrededores, solo se poseía una fotografía y se sabía que se trataba de un muchachón de 22 años nacido en Cocharcas y que vivía para comer, beber y dormir.

Finalmente fue detenido en una pobre ramada de la localidad de General Cruz con una barba de varios días, con hambre y sed, totalmente abatido. La curiosidad del publico, la avidez periodística y el deseo de venganza de la iracunda muchedumbre, obligaron a carabineros a protegerlo con medidas especiales”.

Valenzuela Torres, era un hombre analfabeto, un afuerino de los denominados caminantes, que vagaba por los  campos y sectores rurales en busca de trabajos temporeros y ocasionales. No tenia familia, no sabia quienes eran sus padres como tampoco tenia conciencia de ser una persona inserta en la sociedad, vagaba por los campos alimentándose de conejos , aves y pescado hasta que un día un campesino lo encontró en un potrero muy pobre y hambriento ,lo recogió llevándolo a su hogar le dio vestimentas y le enseño a trabajar. Después continuo en su caminar pues gustaba de andar solo arrimándose a los hogares de inquilinos mas pobres para capear el frio y las lluvias, fue así como llego al hogar de Rosa Rivas la que al morir su cónyuge tuvo que abandonar el fundo  donde trabajaba siguiéndola Valenzuela Torres. Además era alcohólico y  posiblemente autor de hurtos y pequeños engaños dado los diversos alias que se le conocían.



Detención de Jorge del Carmen Valenzuela Torres

Posteriormente, en el trámite judicial de reconstitución del crimen, el diario La Discusión de Chillan, relataba en su publicación lo siguiente;
“Durante 1 hora y 23 minutos, la bestia humana respiro el aire limpio del campo cuando se realizo la reconstitución de la escena del macabro crimen de Nahueltoro. El Chacal describió los pasos por los cuales ultimo a seis de sus victimas. Con una indiferencia que abisma revivió el domingo toda la horrorosa escena del crimen. Además se le enrostraba ser un falsificador de la cedula de identidad. Este “despojo humano” vivía al margen de todos los cánones y convencionalismos sociales imaginables. Su vida había sido animalesca.”

En su relato comento como después de comer y beber alcohol en abundancia y tras una riña con Rosa Rivas, la acuchillo varias veces dándole muerte, después de lo cual durmió profundamente. Al despertar se dio cuenta de lo ocurrido por el llanto y miedo de los niños que huían de el. Los persiguió uno a uno dándoles muerte con una guadaña y lanzándoles grandes piedras. Declarando que había matado a los niños porque al no tener madre, no quedaran solos y sufrieran en la vida. Después huyo y al ser detenido  totalmente borracho en una ramada ceca de Pemuco en General Cruz, ni siquiera recordaba que era el autor de los homicidios.



      Escena de la reconstitución del crimen.



Jorge del Carmen Valenzuela Torres detenido junto al Suboficial Ignacio Loyola


EL ENCARCELAMIENTO
Jorge del Carmen Valenzuela Torres ingresa a la cárcel de Chillan en espera de su condena. Allí el Alcaide a cargo del recinto penitenciario era don Alfonso Piedra Ortega, quien fuera un guía y un testigo directo de la rehabilitación de Valenzuela. Cuando este asumió su cargo en Chillan, hizo pintar unas letras en las puertas del recinto que demostraban su visión sobre la recuperación social de los delincuentes. En la primera puerta se leía la frase “Sean estas cuatro murallas manantial de reforma y de fe.”, en la segunda “Redimir no reprimir”.


El Suboficial Ignacio Loyola junto al Alcaide de la cárcel de Chillan Alfonso Piedra O.

El personal de Gendarmería local también estaba conformado por el Sub Oficial Mayor don Ignacio Loyola quien era el jefe de la guardia, y un segundo Sub Oficial de apellido Caro,  según recuerda el hijo del Alcaide Piedra, don Patricio Piedra Schultze. El médico de Gendarmería en Chillan de la época era el Doctor Pedro Lama, y el Sacerdote capellán de la Cárcel local era  el Padre Eloy Parra.

Según recuerda don Patricio Piedra, su padre se preocupo de que Valenzuela durante su presidio recibiera ayuda para que aprendiera a leer y escribir, lo que a través del tiempo fue cambiando la conciencia del detenido dándose este cuenta de las barbaridades cometidas y demostrando un total arrepentimiento. Así se lo hizo saber en una carta que le dirigiera Valenzuela al Alcaide Piedra escrita antes de ser fusilado, consignándose los agradecimientos por las oportunidades dadas por todo el personal local  mediante sus apoyos y comprensiones para tomar conciencia valorica entre lo bueno y lo malo.

Piedra recuerda también la labor espiritual del Padre Eloy Parra quien convirtió a Valenzuela Torres en la fe, abrazando la religión Catolica. El Sacerdote fue su guía espiritual, su confesor y su amigo. Según declaraciones posteriores del Padre Eloy estaba convencido del real arrepentimiento que Valenzuela tuvo de sus hechos delictivos.

Patricio Piedra recuerda que el tenia cerca de 10 años de edad y rememora el inusual movimiento previo al fusilamiento. Una comitiva de Santiago a cargo del Comandante Layera llego como un mes antes del cumplimiento de la pena, también llega el Director del Servicio de Prisiones que era el cargo que hoy corresponde al Director General de Gendarmería, miembros especiales del Ministerio de Justicia y los fusileros quienes un par de semanas antes se prepararon material y psicológicamente para llevar a cabo su tarea.

Valenzuela Torres durante su estadía en la cárcel y en su proceso de reconversión y arrepentimiento, recibía libros, fruta, alimentos, etc enviados por diversas entidades y personas que veían  el  arrepentimiento de sus acciones. Piedra recuerda cuando el reo escribía un par de semanas antes una especie de diario o bitácora de vida en un cuaderno de 40 hojas y con una pluma fuentes que le fuera regalada. El destino de este documento se ignora pero se da fe de su existencia.

Patricio Piedra, recuerda, que su padre como Alcaide de la Cárcel de Chillan junto a personal ad-hoc de estadísticas penitenciarias, elevaron el informe al Presidente  don Jorge Alessandri En el se daban a conocer los cambios profundos de conciencia y los buenos comportamientos mas el hecho de aprender a leer y escribir por parte de Valenzuela Torres que a juicio y opinión del Alcaide ponían en conocimiento al Presidente de la República a fin de obtener el indulto presidencial para el condenado a muerte.



El Alcaide Alfonso Piedra junto a funcionarios redactando el informe para indulto presidencial

Por su parte el Padre Eloy Parra y otros sacerdotes intercedieron con una carta a las autoridades a fin de que no se llevara a cabo la pena de muerte también solicitando el indulto.

Sin embargo al ser negado el indulto por el Presidente Alessandri, el día 29 de Agosto ,recuerda Piedra como su madre,   doña Edith Schultze Thiele  cosía en una maquina la venda que seria usada en el fusilamiento. La venda era un requisito obligatorio y reglamentario pese al deseo de Valenzuela de no querer ponérsela.

Durante toda esa noche la Plaza San Francisco o Pedro Lagos ubicada al frente de la cárcel de Chillan se lleno de gente pidiendo clemencia y que no se llevara a cabo la pena de muerte. Fue un espectáculo masivo que demostraba como calo hondo en la sociedad el hecho de la demora en la sentencia, y que mientras tanto el reo se hubiere incorporado a la sociedad  instruyéndose, se rehabilitara y hubiese demostrado su arrepentimiento.

Al día siguiente recuerda, con la asistencia del Ministro de Justicia, el Director de Prisiones, su padre el Alcaide de la cárcel de Chillan Alfonso Piedra, el Padre Eloy Parra, el Doctor Pedro Lama y los medios de prensa acreditados se llevo a cabo esa mañana el fusilamiento de Valenzuela Torres causando gran conmoción publica. La prensa escrita cubría en ediciones especiales, al igual que las emisoras radio Portales, Cooperativa, Minería y Agricultura según refiere el historiador don Marco Aurelio Reyes Coca.

EL FUSILAMIENTO, cumplimiento de una condena.
El día 30 de Abril de 1963 casi dos años y siete meses desde la detención de Valenzuela Torres se llevo a cabo su condena a muerte por fusilamiento. El diario La Discusión dio testimonio de esos acontecimientos de la siguiente manera; “Tras un viento crujiente acompañado de gruesa lluvia que seis horas antes soplaba en la ciudad, a las 07.21 justas de la mañana expiro en el banquillo Jorge del Carmen Valenzuela Torres, el gañan de 23 años de edad que el atardecer del 20 de agosto de 1960 se transformo en seis veces asesino. A las 05.20 de la mañana se puso frente a una mesa y hasta las 05.40, escribió serenamente. Se trataba de una extensa carta dedicada al alcaide y personal de la cárcel a quienes agradecía las atenciones recibidas, diciéndoles que solo en ellos hallo la ternura que la sociedad le negó por muchos años. Jorge del Carmen Valenzuela llego tranquilo a cumplir su condena. Ni una queja, ni una preocupación se advertía en su paso que era seguro, no obstante los grillos que llevaba. Las cámaras fotográficas funcionaban sin cesar, siguiendo paso a paso el camino al patíbulo de Jorge Valenzuela. El sacerdote permaneció junto al homicida mientras el comandante Layera hacia con la mano derecha una leve seña para que el capitán Iván Sepúlveda entrara a la cárcel con los ocho hombres del pelotón de fusilamiento. Estos avanzaron sigilosamente sobre sus zapatillas de goma, evitando hasta el más pequeño ruido y se instalaron dando la espalda al mar y a unos cinco metros del banquillo. Los cuatro de  adelante estaban hincados y los otros cuatro se mantuvieron de pie. A otra señal previa convenida, el capellán comenzó a retirarse del banquillo, junto al comandante Layera. El primero elevo el tono de su voz, para simular que seguía rezando al lado del ajusticiado. En ese instante, el capitán Sepúlveda, apenas se levanto la espada. Eran las 07.21 horas. Los ocho fusileros dispararon casi simultáneamente y de inmediato se retiraron al interior de la cárcel, por el mismo  portón por donde entraron. El jefe del pelotón permaneció en su puesto. Hubo un instante de suprema consternación cuando el doctor Pedro Lama se acerco de nuevo al reo, y lo ausculto cuidadosamente, de preferencia en la región del corazón. De las ocho carabinas, solo una estaba sin balas. Cuatro tiros dieron directamente en el corazón y tres en el tórax. Las autoridades y periodistas recibieron la sorpresa de una ejecución extraordinariamente rápida.”

Sus restos fueron enterrados en el Cementerio de San Carlos, convirtiéndose en lugar de peregrinación de favores hasta el día de hoy por muchas personas que allí acuden a visitarlo. Así lo delatan las numerosas placas y ex votos por favores supuestamente concedidos. En la sociedad esta historia de crimen y de impacto social con el fusilamiento de Valenzuela Torres y su llevada al cine, dieron origen a una de las leyendas de la criminología chilena que se han incorporado en el acervo patrimonial popular del país.


EL IMPACTO EN LA OPINION PUBLICA y la discusión sobre la pena de muerte.
Durante todos los meses en que Valenzuela esperaba su condena, y desde que este aprendiera a leer y escribir, reformándose al convertirse en una persona educada, la opinión publica comenzó a prestar especial atención a este caso criminal. La opinión publica que concito la condena a muerte como pena capital también hizo que muchos solidarizaran con el reo. Se agrego además en este caso el hecho de la demora  en la dictación de la sentencia  que condenaba a muerte a un hombre rehabilitado.

Muchos veían este castigo como el resultado de la ley del Talión, del ojo por ojo, prescindiéndose totalmente de la capacidad del arrepentimiento y la reinserción social de aquel  que desde la ignorancia mas grande se superaba como persona a través de la educación.

La opinión pública puso en el tapete la conveniencia y la inconveniencia de que existiera la pena privativa de la vida en nuestra sociedad y en su legislación penal.

Por un lado estaban los que se oponían a ella, basados en casos como este, criticaban que el Estado negara la vida a una persona que dándose cabal cuenta del alcance y gravedad de sus actos se le negara  por el  mismo Estado el arrepentimiento y la posibilidad de vivir. En este tiempo cobro gran importancia las ideas tomada del Tratado de los delitos y las penas de Cesar Bonesano conocido como el Marques de Beccaria ;este autor y penalista italiano sostenía de acuerdo a las ideas de Russeau de que el Estado como administrador social y celador de la sociedad no tenia derecho a disponer de la vida de sus ciudadanos ni aun como pena de delitos atroces, pues el soberano como mandatario de la voluntad del pueblo que se auto limitaba por el pacto social, entregaba al estado un mandato que en ningún caso podía ser atentatorio contra la vida, bien y derecho natural anterior al pacto social que le otorgaba poder al Estado. Así el derecho a la vida no daba derecho a que el Estado la quitara aplicándola como pena.

Por otro lado había aquellos que coincidiendo con la legislación penal vigente, la aceptaban como disuasiva y expiatoria al daño causado. El Estado debía tener los medios para ejemplificar que ciertos actos atentatorios a la vida de sus miembros no debían de ser disminuidos y la sociedad debía legítimamente defenderse de aquellos que la violentaran rompiendo el equilibrio social.

El Presidente de la República por tanto al denegar el indulto, mantenía el respeto a la ley penal y a la independencia de los poderes del Estado, dejando que el poder judicial llevara a cabo el cabal ejercicio punitivo que en este caso le correspondía de acuerdo a la legalidad vigente en la época. El Presidente Alessandri respetuoso del orden institucional y de la independencia del poder judicial renuncio de esta manera a la posibilidad de conceder indulto, situación que los anteriores mandatarios enfrentados a esta decisión habrían tomado de igual forma.

El impacto y la retorica de este caso causo gran debate en la sociedad chilena de entonces, marcando desde luego la necesidad de revisar la pena de muerte en casos que como este representaron una realidad social que imperaba en la sociedad de ese tiempo