domingo, 28 de septiembre de 2014

COMO SOBREVÍ AL MALL DE CHILLÁN.

por.  Ursula Villavicencio / Revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana

Los antiguos negocios de Chillán tenían graciosos nombres fáciles de retener y pensados para un cliente mayoritariamente rural: Los Dos Caballos, El Pobre Diablo, El Gato Negro, El Gallo Blanco, entre otros. De esos comercios históricos, hoy sobreviven unos pocos.

EL GALLO BLANCO.
Aún ostentan su gallo blanco en el letrero y en su tienda se puede sentir el tiempo detenido, tan bien ordenado como la mercadería en los antiguos mesones  y estanterías. Eduardo Antonio Lama, el heredero de este local y la gerente general, Soledad Benítez Osorio, dirigen este negocio desde 1960, inaugurado en 1910. En la actualidad ocupan no más de 120 metros cuadrados y trabajan allí diez personas.



Tienda Gallo Blanco 1920 aprox.

El efecto de la competencia se sintió durante las fechas de mayor consumo, llegando a una disminución en sus ventas de aproximadamente un 80% y, en términos generales, durante el año bajaron aproximadamente en un 30 %. “Antes de instalarse en 1996, acá para el 18 de septiembre y para Navidad, se hacían filas para comprar: había que cerrar la puertas e ir dejando entrar a la gente de a poco. Acá se ofrecía desayuno para los clientes  en esas fechas, antiguamente. Para el 18 hacíamos ramada y todo”. Llegaron a tener una publicidad en radio que decía: “Venga a Chillán: tome desayuno en su tienda amiga”, recuerda con nostalgia Eduardo Lama



Tienda Gallo Blanco 2014

Sin embargo, encontraron la estrategia comercial para hacer frente a este nuevo escenario. “Si uno compite con ellos, muere. Uno tiene que buscar una mercadería que sea exclusiva, estar bien surtido y privilegiar siempre a la empresa nacional. Tenemos clientela a la antigua, unida por los afectos; uno aporta con la conversación personal y la atención exclusiva. Acá viene gente que le gusta que sepan cuál es su talla y qué cosas le gustan; uno ya los conoce”, explica Soledad Benítez.

CASA ZARZAR
En esta tradicional casa comercial chillaneja el público no deja de fluir y diez empleados trabajan para atenderlo, diligentemente. También existe en Chillán desde 1910, y aunque originalmente estuvo en calle Arauco, desde 1949 está emplazada en calle 5 de abril, corazón comercial de la ciudad.



Al fondo Casa Zarzar en 1922, ubicada en calle Arauco.
Con tranvía de la época.

“Curiosamente, cuando abrió el mall en 1996, a nosotros nos aumentaron los ventas porque nos llegaba el rebase del retail que se instaló allí”, recuerda el dueño de este negocio, Jorge Zarzar. Este aumento se prolongó durante los primeros dos años, aproximadamente, pero luego vino una considerable baja en las ventas que se podría cuantificar entre el 30 y el 50 %. “Lo que en realidad fue más pernicioso fue la llegada de las tarjetas de crédito de las grandes casas comerciales y cómo se devoran a nuestros compatriotas que ganan poco”, asegura Zarzar, explicando que para poder competir debieron instaurar su propio medio de crédito, pero a gran riesgo, porque la mayoría de la clientela que pide crédito ya está copada con deudas. “Cuando la competencia era sana entre todos los comerciantes acá en Chillán, era mil veces mayor, pero era en igualdad de condiciones. Ahora los grandes son cada vez más grandes y muchos prefieren arrendar sus locales antes que trabajar un negocio. De lo poco queda del comercio local, en este momento es fundamental para sobrevivir la propiedad del local, porque los arriendos están muy caros. Hay quienes han logrado salir adelante arrendando, pero son excepciones muy destacables”,  explica.



Casa Zarzar 2014.

A juicio del empresario, la ampliación del mall y sus atracciones atraerán a más personas al centro de Chillán y con ello se verán beneficiados todos los comerciantes del centro de la ciudad: “Es un privilegio tener un mall en el centro de la ciudad. La arquitectura de las pasarelas es una novedad;  es un aporte novedoso y acerca a la gente al centro”.

MULTIVENTAS 
Esta antigua casa comercial fue adquirida por el padre del propietario actual,  Andrés Bawarshi,  en 1964. Por aquel entonces el letrero anunciaba un singular nombre: El Pobre diablo. A principios de la década del 80 la tienda fue remodelada para modernizarla y también cambió su nombre al de Multiventas. Ubicada en la calle Maipón, esquina de 5 de abril, hoy cuenta con dos pisos y veintitrés empleados




Tienda Pobre Diablo, 1920 aprox.

Si bien no maneja datos precisos que cuantifiquen la merma en sus ventas por causa del retail, Bawashi explica que los rubros donde más se han notado las bajas son la ropa de niño y el vestuario de hombre. No sucede lo mismo con la ropa de dama, asegura, ya que tiene una fiel clientela que prefiere su marca exclusiva “Lucía”, confeccionada por la misma empresa en una fábrica familiar que emplea a ocho personas más. El empresario concuerda con los testimonios anteriores en que las grandes tiendas del retail han sido las que más han afectado al comercio local. Afirma que el crédito es lo que más les afectó, pero tuvieron que adaptarse al cambio e insertarse en el sistema de tarjetas de crédito.




Tienda Multiventas, sucesora del Pobre Diablo, 2014

En la actualidad sus ventas se han visto algo afectadas por las nuevas multitiendas, porque en temporada de liquidaciones bajan mucho los precios y la competencia se hace demasiado difícil. No obstante, ve con optimismo el futuro pues piensa que el comercio local ya sobrevivió a la llegada de todas las multitiendas y  que están preparados para salir adelante.


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