martes, 27 de diciembre de 2016

CORTE DE APELACIONES DE CHILLÁN (1937)

p. Máximo Beltrán Fuentes / Juan Carlos Romo Sanders




Desde una perspectiva histórica, es posible encontrar el origen de la Corte en nuestra ciudad con ocasión de una visita oficial realizada en 1935 por el Presidente de la República, don Arturo Alessandri Palma; fue en aquella jornada cuando personeros representativos de la ciudadanía y abogados en ejercicio solicitaron la creación de un Tribunal de segunda instancia con sede en Chillán. Asistieron a esta entrevista, entre otros destacados personeros, Alfonso Quintana Burgos, José Miguel Sepúlveda Palacios, Felidoro Tapia Mendoza, Luis Alamos Barros, Rafael Veloso Chávez y Nicanor Poblete, industrial.

El presidente Alessandri comprometió sus esfuerzos a la creación de este Tribunal de alzada, lo que se logró al dictarse la Ley Nº 5.867, del 8 de agosto de 1936.El Acta de Instalación data del 13 de enero de 1937 y en ella consta que presidió el Tribunal el Ministro don Rafael Fontecilla Riquelme y lo integraron los señores Ministros don Julio Zenteno Casanova, don Arturo Zavala Ulloa y don Guillermo Saavedra varas, siendo Secretario Ad-hoc don Alberto Escala. En aquella oportunidad fue propuesto como Secretario-Relator don Alberto Ramírez Palacios, quien fue designado en propiedad.

Hasta el 24 de enero de 1939, el Tribunal funcionó en el local ubicado en elprimer piso de los edificios públicos de calle Libertad, frente a la Plaza de Armas, lugar ocupado anteriormente por Correos y Telégrafos y que fue alhajado convenientemente, dotándolo de enseres, útiles y una valiosa biblioteca. Todo ello quedó destruido por el terremoto que asoló la zona, mas el Tribunal siguió funcionando con la totalidad de sus miembros desde el 16 de febrero del mismo año en dos piezas que proporcionó don Dionisio Etchevers en su casa de calle Constitución esquina de Isabel Riquelme, una de las veinte casas que quedaron en pie en la ciudad. Los documentos y libros de la biblioteca que lograron rescatarse del edificio destruido fueron guardados en un carro metálico de Ferrocarriles y de ello se preocupo personalmente el Juez del Segundo Juzgado de letras de Mayor Cuantía, don Carlos Letelier Meza.

Alrededor del mes de abril del mismo año 1939, con ocasión de la visita a la zona del Presidente de la República don Pedro Aguirre Cerda, hubo voces que insinuaron el traslado de la Corte a otra ciudad del país; sin embargo, testigos presenciales indicaron que el Primer Mandatario habría manifestado: “yo no puedo agregarle otro terremoto a Chillán: quitarle la Corte a esta ciudad sería agregarle otro terremoto”, exhortando a quienes lo escuchaban a mantener la administración de justicia, aún con las dificultades que existían, recordándoles que la justicia romana se ejercía en la plaza pública. El mismo lo acababa de comprobar con el juez señor Letelier, a quien había visto ejerciendo su ministerio en la plaza Sánchez, en un rústico mesón y con un hoyo redondo al lado, donde mantenía a los detenidos.

El Tribunal de alzada continuó ejerciendo sus funciones en forma absolutamente precaria en cuanto a su local, pero efectiva en cuanto a su labor propiamente tal. Permaneció en la casa Etchevers hasta marzo de 1941, fecha en que se trasladó a Libertad N°343;dos años más tarde lo hizo a Libertad N°666, para llegar finalmente a su ubicación actual en el año 1944.

Por la Corte de Apelaciones de Chillán han pasado funcionarios judiciales que lograrían ocupar altos cargos en la judicatura nacional. Es el caso del primer Presidente, don Rafael Fontecilla, quien llegó a ser Presidente de la Excma. Corte Suprema; de los Ministros señores Osvaldo Erbetta Vaccaro y Enrique Correa Labra: Ministros de la Excma. Corte Suprema; de los relatores señores Eduardo Ortiz Sandoval, Rafael Retamal López, Luis Maldonado Boggiano: Ministros de la Corte Suprema.

La fiscalía de esta Corte fue servida con singular acierto, desde su fundación y durante dieciséis años, por don Guillermo Burgos B.; lo sucedieron en el cargo, entre otros, don Rogelio Muñoz Santibáñez, don Gabriel Leyton, don Gustavo Baerlswyl Álvarez, don Julio Verdugo, don Silvestre Molina y don Sergio Cuevas Torrealba.

Numerosos y distinguidos abogados chillanejos han acompañado a la Corte de Apelaciones en su tarea de administrar justicia, en su carácter de abogados integrantes. Entre ellos podemos recordar a los señores, José Miguel Sepúlveda Palacios, Alfonso Quintana Burgos, Abelino Acuña Ham, José Astroza, Luis Sepúlveda Veloso, Eulogio Fuentes Geldres, Rafael Veloso Chávez, Oscar Mendoza Veloso, Juan Anzieta Novoa, Frilán Rioseca Mellado, Víctor Flores Castelli, Javier Alsina, Alberto Landaida Meaza, Marcos Camus Tobar y Fernando Martínez Labatut.




El Poder Judicial de nuestra nación está conformado por más de 450 tribunales que desarrollan su trabajo a lo largo y ancho del país. En la parte superior de su organización se encuentra la Corte Suprema, tribunal que ejerce la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los tribunales que conforman el Poder Judicial.

Su sitio de difusión informativa digital agrega que, para la administración de justicia en todos los rincones del país, su actuación se divide espacialmente en 17 territorios jurisdiccionales, que son encabezados por una Corte de Apelaciones en cada uno de ellos; en el caso de la Región del Biobío, la responsabilidad recae en las ciudades de Concepción y Chillán.





Actualmente, el Presidente de la Corte de Apelaciones de Chillán es don Guillermo Arcos Salinas; sus Ministros son don Darío Silva Gundelach, don Bernardo Hansen Kaulen y don Claudio Arias Córdova. Su Fiscal es don Solón Vigueras Seguel; su Secretario es don Juan Pablo Nadeau Pereira y su Oficial 1° doña Miriam del Rosario Contreras Fuentes.

La Corte de Apelaciones de Chillán registra en su sitio informativo digital a los siguientes notarios: don Luciano Cruz Muñoz, don Gilberto Villablanca Ormazábal, don Luis Álvarez Díaz, don José Tejos Henríquez, don Luis Solar Bach, don Francisco Javier Yáber Lozano, don Manuel Bravo Bravo y don Juan Armando Bustos Bonniard. Figuran también los Conservadores, señores Luis González Alvarado y César Fuentes Venegas; y en calidad de Notario Conservador Archivero, don Raúl Leiva Uribe-Echeve y don Marcelo Riesco Vega.Son Abogados Integrantes de la Corte: don Manuel Carrasco Contreras, don Guido Sepúlveda Concha y don Juan Antonio de la Hoz Fonseca.


viernes, 23 de diciembre de 2016

FRANCISCO RAMIREZ HAM

CUATRO CRIMENES Y NI UN CULPABLE

Tras una reja de herrumbroso hierro forjado y abriéndose espacio entre las telarañas, es posible divisar seis lápidas blancas al interior del mausoleo levantado en 1905, todas con data de muerte anterior al terremoto de 1939. Llama la atención que en dos de ellas estén inscritos dos nombres en cada una: Delfina y Margarita, María y Raquel. Ambas sepulturas tienen grabada la misma fecha de muerte: 10 de mayo de 1922. Se trata de la triste historia de las cuatro hermanas Ramírez Prunes, asesinadas por su propio padre, Francisco Ramírez Ham.
p. Ursula Villavicencio / Marcia Castellano


El mito urbano se ha encargado de contar esta historia y de sazonarla con telenovelescas escenas. Algo tienen de cierto. Sin embargo, el siguiente relato no corresponde a la fértil inventiva popular, sino a hechos documentados directamente en el Archivo Judicial, Registro Civil, diarios de la época e información recabada en el Cementerio General de Santiago.

“La tragedia de ayer conmueve profundamente a la ciudad”, titulaba el diario La Discusión del jueves 11 de mayo de 1922. No era para menos, si al crimen se sumaba que el hechor era un ex diputado por Chillán electo en el periodo 1912-1915, militante del Partido Liberal, el reconocido hombre de negocios Francisco Ramírez Ham. Según se ha indagado, Ramírez también participó en una sociedad conformada por insignes señores que se hicieron cargo del diario La Discusión a partir de 1907, al morir repentinamente el propietario de ese entonces, Ángel Custodio Oyarzún. Posteriormente se sucedieron nuevos dueños en sociedades por acciones.


Nacido el 4 de junio de 1882, heredó la cuantiosa fortuna de su padre, Isaías Francisco Ramírez (1852-1910), este último vinculado a obras de beneficencia. Con mérito y trabajo incrementó sus bienes, llegando a convertirse en uno de los más acaudalados hombres de negocios de la época en Chillán. Pero los desaciertos empezaron a sucederse y vio la ruina financiera en su horizonte cercano, a tal punto que se vio obligado vender algunas de sus propiedades, como el molino “San Pedro”, donde residía (ubicado en el camino al Cementerio Viejo o Parroquial, cerca del actual consultorio Violeta Parra) y el molino “Wicker” (en Avenida Collín). Sin embargo, no pretendía eludir sus deudas y estaba en conversaciones con sus numerosos acreedores para encontrar un acuerdo.

En un extenso reportaje publicado por el rotativo hace casi cien años, se ofrecen antecedentes esclarecedores sobre el implicado, su vida y una cronología de lo sucedido la tarde del 10 de mayo de 1922. Cerca del mediodía, Ramírez pidió al chofer Victorino Luengo que lo trasladara hasta el río Ñuble junto a sus hijas Margarita y Delfina (gemelas, 10 años), María (7) y Raquel (5). Las niñas estaban al cuidado del padre ya que cinco años antes habían perdido a su madre, según figura inscrito en la lápida del mausoleo: Margarita Prunes, 1885-1917. Al llegar a su destino, Ramírez solicitó al chofer esperarlos mientras daban un paseo por el río, desde ahí se les perdió la huella.

Según consta (textualmente) en el acta del proceso: “una vez en la orilla del río, entusiasmó a sus hijitas con la idea de bañarse junto con él, les hizo quitarse sus abrigos i sus zapatos i estando a la orilla del río las empujó hacia el agua, haciendo que las llevase la corriente; que él en seguida continuó con ellas dentro del río hasta que las vio desaparecer i después salió a la orilla i con una navaja de barba que había llevado se dio un corte en el brazo izquierdo a fin de causarse la muerte cortándose las arterias i que hecho esto perdió el conocimiento”. Así fue encontrado a orillas del río, completamente mojado y sangrando, siendo enviado de inmediato al Hospital (donde hoy se emplaza el Liceo Industrial), específicamente a la pieza nº 4 del Pensionado. En tanto, los cuerpos inertes de María y Raquel fueron hallados horas más tarde y, al cabo de cuatro días, los de la gemelas Margarita y Delfina.



Ramírez, agrega en su declaración que había tomado esta determinación días antes con la convicción de que no había otro camino para salvar a sus hijas de la miseria.

El 20 de septiembre de 1922 el reo fue trasladado desde la Cárcel (ubicada en el mismo emplazamiento actual) hasta el Hospital, con el fin de someterlo a peritajes siquiátricos. El informe presentado al juzgado el 10 de marzo de 1923, elaborado por los médicos Exequiel Rodríguez y José María Sepúlveda Bustos, concluyó que: “ha sido un acto perfectamente caracterizado de perturbación mental, la que hemos descrito y definido con el nombre de locura melancólica afectivo delirante. (…) Como consecuencia, no ha tenido inteligencia ni libertad en la ejecución del homicidio”. Con estos antecedentes más su irreprochable conducta anterior, finalmente el 19 de abril de 1923 el tribunal resolvió eximir de responsabilidad criminal a Francisco Ramírez Ham y dictaminó enviarlo a la Casa de Orates de Santiago.

Consultado al respecto, el siquiatra Rodrigo Arrau, aclara que el diagnóstico anterior corresponde hoy en día a una depresión mayor severa psicótica, que perfectamente pudo curarse con un tratamiento adecuado. Y todo indica que así sucedió, pues Francisco Ramírez Ham, sin haber cumplido un día de cárcel por sus cuatro crímenes, rehízo su vida en Santiago y contrajo nuevamente matrimonio en 1930. Según los archivos del Registro Civil, fijó domicilio en Las Condes, tuvo un empleo que le permitió recibir una jubilación y murió el 1 de febrero de 1967, a los 84 años, a causa de una bronconeumonía. Sus restos yacen en el Cementerio General de Santiago.

Más allá de lo patrimonial y lo histórico, las historias que guarda el Cementerio de Chillán son un reflejo de nuestra sociedad: en la vida y en la muerte la segmentación por linaje está presente.

domingo, 18 de diciembre de 2016

LA PRIMERA "TOMA" EN CHILLÁN

INTRODUCCIÓN.
El fundo las Vegas era el antiguo basural o Vertedero de Chillán, o sea, era de propiedad municipal.
La primera toma fue la que los mismo pobladores denominaron como población "Violeta Parra", la segunda instalada en otro extremo fue "Luis Emilio Recabarren" y finalmente y de peores condiciones fue "Camilo Torres". Estas tres tomas de terreno fueron las primeras con sentido planificado ante las escasas y lentas soluciones que el Estado daba como respuesta a la falta de vivienda (días después sucedió la toma del fundo del Roble y al año siguiente lo que hoy se conoce como la Vicente Pérez).
Este es el primer registro de un medio escrito (a pesar que ya se habían instalado hace una semana atrás) acerca de lo que más tarde la dictadura militar denominaría hasta hoy, a estos tres sectores, como Población "Luís Cruz Martínez". No tengo aún conocimiento de cuando fue declarado con el último nombre.
Según testimonios de algunos dirigentes que entrevisté hace algunos años, las enfermedades, producto de los basurales y moscas, afectó de sobre manera a los niños, siendo una de las grandes causas de mortalidad infantil de los incipientes barrios.
(Fernando Villegas Silva)

Sugerencias para complementar el tema:
DINAMICA HABITACIONAL EN CHILLÁN (1906-2013) 
p. Claudia Paola Espinoza Lizama. UdeCHILE
http://revistainvi.uchile.cl/index.php/INVI/article/view/908/1170

CUANDO LOS POBRES ENTRAN EN LA HISTORIA. 
p Victor Tapìa Garrido. UBB
http://apc.ubiobio.cl/noticias/view_vistas.shtml?cmd%5B18%5D=i-26-a57674b597bb362ae5946f6f4c30d180#top

POBLAMIENTO / p. Biblioteca Nacional de Chile / Memoria Chilena
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-93813.html

SERIOS PROBLEMAS ENFRENTAN 
LAS 200 FAMILIAS QUE OCUPAN FUNDO LAS VEGAS 
La Discusión, miércoles 26 de noviembre de 1969, pag. 7 


140 familias están ocupando desde el miércoles de la semana pasada, en una operación de toma de terrenos señalada, incluso, con banderas chilenas que flameaban ayer en las precarias construcciones, parte del fundo Las Vegas, de propiedad de la Municipalidad de nuestra ciudad. Como se sabe, en un sector de ese fundo el Municipio tiene el botadero de basuras que diariamente recoge la Policía de Aseo de Chillán.
Nuestros reporteros visitaron ayer tarde esos terrenos. No fue posible ubicar a los dirigentes, pero si se pudo conversar con numerosos jefes de familias. Todos ellos se muestran agradecidos de la Alcaldía, que no se opuso a la toma de los terrenos.
Cada una de las 140 familias ocupa un pedazo de suelo debidamente marcado y todos, hombres, mujeres y niños, trabajan allí en la limpieza del retazo, en el que poco a poco, con tablas, cartones, latas y otros materiales, incluso el mismo pasto que es abundante en el potrero han ido levantando las ranchas para cobijarse.
Todas esas gentes son de recursos económicos muy limitados, hasta tal extremo que la mayor parte de los jefes de familia están cesantes. Sus problemas son grandes y, más que nada, graves. Necesitan de todo: materiales para apurar la construcción de sus ranchas; alimentos para los hombres, las mujeres y los niños; ropas e, incluso, en algunos casos atención médica.

NO HAY NADA
El potrero tomado y en el que están levantando sus viviendas, no es más que eso: un potrero, con mucho pasto y con abundante y peligrosa humedad.
Hoyos cuya profundidad apenas si sobrepasa el metro, han sido perforados por los propios jefes de hogar para surtirse de agua; no se ve ni siquiera una letrina. Se alumbran con velas o con chonchones.
Nubes de moscas y otros insectos invaden el sector. Esas nubes seguramente crecerán aún más a medida que aumenten los calores.
Los hijos en cada familia suman 6, 7, 8 y más, y todos deben amontonarse para el descanso de la noche prácticamente a la intemperie aún.
Por ello mismo, esperan que las autoridades tomen verdadera conciencia de su situación y les brinden la ayuda que necesitan con urgencia. Les apura terminar sus ranchas y contar con algunos alimentos y ropas de vestir.
Todas esas familias se han agrupado en lo que ellos llaman la “Población Violeta Parra”.

OTRO CASO
En un extremo del mismo fundo Las Vegas se está levantando otra población, también de emergencia y con múltiples problemas. Esa población la componen 75 familias que han dado vida a la Cooperativa de Viviendas “Luís Emilio Recabarren”.
Estos últimos están algo más organizados. Sus construcciones van marchando en mejor forma; tienen ya pensado como hacer las excavaciones para las letrinas sanitarias. Desean que se les ayude con tubos para la adecuada ventilación de esas letrinas. También se han formado cuadrillas que velarán por la mantención de la limpieza, con el objeto de evitar, por lo menos en parte, la proliferación de moscas.
Octavio Cabezas, el presidente de la cooperativa, nos pidió hacer públicos sus agradecimientos al Alcalde de la comuna, Dr. Nicolás García y a los regidores de mayoría, y a las directivas de los estudiantes secundarios y universitarios, que les han visitado y les han ofrecido ayuda, especialmente en trabajo para levantar las viviendas y dar adecuada forma a la población.
Pese a todo ello será necesario que las autoridades tomen decididamente cartas en el asunto, y entreguen a esas familias, cuyos grupos familiares totalizan no menos de mil personas, atención, especialmente en el aspecto sanitario, que preocupa desde el primer instante en que se llega a esos terrenos.

ESTUDIANTES LES ENTREGAN APOYO
El secretario de prensa de la Federación de Estudiantes, FECH, Luís Henríquez Quiroga, nos entregó ayer tarde la siguiente declaración en torno al problema que viven las familias que están ocupando terreno del fundo Las Vegas:
“Prestar su más amplio apoyo a los pobladores; el apoyo de los universitarios será moral y material; estar alertas ante cualquiera eventualidad que se produzca con quienes están ocupando esos terrenos; valorizar ampliamente la actitud de esas familias, que en defensa de sus legítimos derechos se tomaron los terrenos en busca de solución a su angustioso problema habitacional y solidarizar con ellos, con obreros, pobladores y campesinos en sus esfuerzos por un futuro mejor y más justo”.

Recuadro de fotografía: ANA SANTANDER, es madre de ocho hijos, Jimena es la pequeña que sostiene en sus brazos. El jefe de familia, José Vallejos, está sin trabajo. Con mucho esfuerzo están, también, levantando su rancha en los terrenos tomados en el fundo Las Vegas. La madre comprende el problema de su familia, y lo demuestra en su curtido rostro. La pequeña no puede comprender aún la inseguridad de su futuro. Sin embargo, el matrimonio y sus hijos –los demás estudian- hacen lo imposible por salir adelante.

SABINA NAVARRETE PASARINA

p. Ursula Villavicencio / Marcia Castellano



Uno de los pocos mausoleos que resistió los fuertes sismos de 1939 y de 2010, pertenece a una conocida madama del siglo pasado. Llamativo y a lo grande, como posiblemente fue la vida de su propietaria, es el aspecto del gran mausoleo que tiene inscrito el nombre de “Sabina Navarrete 1912”. Se trata de la conocida “Tía Sabina Navarrete”, dueña de la casa de remolienda más elegante de Chillán de aquel entonces. Quizá su mausoleo se inspiró en su mítico palacete ubicado en Purén con Arauco, sitio donde hoy se ubica el Servicio de Salud. A través de la reja de hierro forjado puede verse una virgen quebrada en el suelo, lápidas partidas y plumas de palomas. En resumen, su tumba es como el burdel a la mañana siguiente de la juerga, pero una mañana que se quedó suspendida en el tiempo.





Es de imaginar el escándalo que se habrá generado en 1912 cuando la connotada regenta, la misma que llevaba en calesita a sus “niñas” para exhibirlas en las quintas de recreo de Chillán Viejo, se construyó un mausoleo con mármoles rojos y cúpula, justo entre los panteones de las familias más ilustres de la ciudad. A diferencia de los demás, ella puso en el frontis su nombre, apellido e iniciales “SN” forjadas, para desafiar sin miramientos a sus ricos vecinos del patio Nº1, que la repudiaban tanto por su licenciosa vida como por haberse enamorado de un hombre veinticinco años menor.

La testigo más cercana a esta historia de amor es una mujer que avanzada edad quien, a través de su hija María, nos revela algunos pasajes de la vida de Sabina Navarrete. María, relata que su abuela y su madre – hoy de 90 años, a quien llamaremos Ana -, llegaron del campo a casa de Sabina en la década de 1920; la primera como asesora del hogar, mientras que la pequeña Ana iba solo de visita a la residencia ubicada en Arauco con Maipón. En ese entonces Sabina vivía con un hombre de origen francés, hijo de un relojero avecindado en la ciudad, que se había emparejado con la mujer cuando él apenas tenía 14 años y ella cerca de 40. La decisión del joven inmigrante causó la indignación y el quiebre definitivo con su familia, entonces Sabina se transformó en su amante y madre adoptiva. A partir de ese momento, la mujer se alejó de sus quehaceres en el burdel y se dedicó a la filantropía. “Era muy humanitaria y ayudaba mucho a las iglesias. La gente la quería mucho, pero también le tenían mucha envidia”, dice María trasvasijando lo que su madre le contó.

La ex madama y el francés estuvieron juntos durante casi 20 años, sin haber contraído matrimonio, hasta que un cáncer al estómago interrumpió el idilio. Sabina Navarrete Pasarina murió el 17 de noviembre de 1937. Le hacen compañía en el sepulcro su padre Juan, fallecido en 1905 (probablemente trasladado desde el cementerio Parroquial) y María, la madre, muerta en 1914.

Pero la historia no termina ahí. El francés mantuvo el luto durante una década hasta que contrajo matrimonio con Ana, la misma mujer que nos transmitió esta historia en voz de su hija. María bien pudo ser hija de Ana y el francés, pero de esta unión solo nació un descendiente porque a los siete años de la boda el hombre murió. Sus restos no descansan junto a Sabina Navarrete pues nunca fue su marido ni su heredero, ya que todos los bienes de la madama habían sido puestos en vida a nombre de él. Por esta razón, hoy en día en este mausoleo no queda ni el fantasma de una flor ni alguien que se haga cargo de reparar sus muros fisurados. El paso del tiempo hará lo suyo sin que un alma se apiade del recuerdo de esta mujer de origen humilde, oriunda de Mulchén, que comenzó como modista en el Ejército y terminó convertida en la más connotada madama de Chillán.

Ver más historias de cementerio en:
http://chillanantiguo.blogspot.cl/2014/07/historias-del-cementerio-de-chillan.html




viernes, 16 de diciembre de 2016

COLONIA ITALIANA EN CHILLÁN, Censo Comercial e Industrial 1926-1927

INMIGRACIÓN

Las corrientes inmigratorias extranjeras a Chillán se producen entre 1880 – 1930, predominando españoles, alemanes, franceses, italianos, “turcos” (palestinos). Pero, también llegaron “otros extranjeros”, pocos, pero importantes: estadounidenses, canadienses, británicos, judíos-rusos, suizos, etc. Ninguna de estas inmigraciones a Chile y Chillán alcanzó dimensiones de “transferencias de población”, como de italianos a USA o Argentina, sólo interrumpidas por la 1ra. Guerra Mundial (1914)
(Marco Aurelio Reyes Coca – UBB)



CENSO COMERCIAL INDUSTRIAL de 1926-1927 



ABARROTES:
Luis Antini, en Dieciocho 479
Víctor Bertero, Plaza Mercado, cas.1
Genaro Catalano, O'Higgins 402
Serafín Garbarino, Villa Alegre s/n, cas.205
Emilio Montefusco, 5 de abril y Gomero*
Rodolfo Porto, 5 de Abril 777- 81
Ceferino Romano, Cocharcas 986
Luis Salomoni, 5 de Abril 991
SASTRERIA:
Felix Monti, Libertad 502, cas.186

ARMERIAS:
Antini Luis, Dieciocho 479
Righi Rigo, Maipón 654
BOTICAS:
Tomás Taricco, Arauco 654, cas. 276

FÁBRICA DE CARRUAJES:
Carlos Brogi F., Maipón 1079

CONFITERIAS:
Luis Antini, Dieciocho 479

ENÓLOGOS:
Arturo Rocchetti, Hacienda “Ñuble Rupanco"
Carlos Toselli, Buenos Aires 596

BODEGAS DE FRUTOS DEL PAÍS:
Luis Marcenare, O’Higgins

HOJALATERÍAS:
Juan Ricotti, Libertad 257

HOTELES Y PENSIONES:
Luis Visconti, Cinco de Abril 554, cas.242

FÁBRICA DE MUEBLES:
Emillo Mazzi & Cia., Libertad 289, casilla87

FÁBRICA DE SOMBREROS Y SOMBRERERÍAS:
Matilde Ferrario, Dieciocho 480
Alfredo Giustacuori, Libertad 455-461,cas. 224

TlNTORERÍAS:
Alejandro Dicombo
Efrain Boggioni e hijos, Dieciocho 1019

PANADERÍAS:
Felix Monti, Lumaco 372, cas.186

TALLERES DE PINTURAS:

Juan Dalmati, Lumaco 909

REPRESENTANTES:
Renato Tedeschi T., Libertad 470, cas. 239

*(no se si hace referencia a calle Gamero y haya error de imprenta pero esta copiado textual del libro) aporte Verónica Quezada Varas.

lunes, 12 de diciembre de 2016

OTTO SCHAEFER COMO HOMBRE, una mirada de Juan Cambiazo.


Don Otto Schaefer Hoffman,
fundador de Santa Cecilia y Casa del arte.


Chillán, junio 1968.
"Cuando el destino me puso frente a don Otto Schaefer por primera vez, pensé al instante que me encontraba ante un señor amable y  medido, de inmediato empezó analizar mis gestos y mis palabras ya que habría ser yo su compañero de trabajo en la Sindicatura de Quiebras.

Después de un breve paseo por la  terremoteada  Chillán de 1939, apuró su paso para quedar frente a mí y me preguntó: “¿Cómo le gusta conversar?” Le dije que no le entendía su pregunta y por ello me agregó: “hay dos maneras de conversar: una con diplomacia, la que suaviza todo lo que se expresa, y otra que dice todo con franqueza”. Cuando le dije que yo no empleaba la diplomacia, manifestó  claramente su satisfacción, expresando: “Creo que seremos buenos amigos”. Y así, lo fuimos durante diecisiete años, hasta su muerte.

En casi todas sus conversaciones aparecía  o el ligaba el tema que trataba con pasión de su vida: la música. Recuerdo cuando una persona llegó a su casa a solicitarle un consejo ante una situación dolorosa.  Después de darle el consejo y queriendo que de su ánimo desapareciera la amargura, le hizo escuchar una obra orquestal, en un disco. Pero el desencanto que don Otto experimentó, fue muy hondo cuando el consolado expresó: “La satisfacción que  he experimentado es más intensa que si hubiera recibido quinientos pesos”.  Fácil es comprender que fue muy grande su molestia cuando la música se valorizaba en dinero.

Su afán de difundir la música es conocida de todos los que le conocieron y tienen que recordarle en toda su profunda intensidad. Era acción de todo momento. Dentro de su trabajo, en sus lecturas, en sus conversaciones y en todas las actividades de su vida iba la música ocupando el papel principal.

De sus iniciativas, no creo que nadie pueda desconocer lo que luchó por la creación de la Casa del Arte. Desde la compra del predio, hasta la terminación del edificio frente a la Plaza de Armas.  Y sus cenizas habrán de removerse de satisfacción ya que logró que se edificara para la práctica de la música por parte de la juventud, y hoy esa misma juventud dispone de ese edificio para el logro de su cultura y sus estudios. (U.deCh.)

Aun cuando no hubo existencia, en la vida de don Otto Schaefer, respecto a las actividades políticas, en muy repetidas ocasiones y en forma franca manifestó su deseo de acompañar las actividades del pueblo, y siempre expresó que él tenía que estar junto a los humildes y los pobres. La sencillez de su vida lo hacía negarse a las situaciones destacadas. Nunca olvidaba la amargura que manifestó una persona porque no se le había reconocido el mérito de algunas de sus actuaciones. “Si lo que Ud. Hizo es valioso, tenga la seguridad que le será reconocido aún cuando Ud.  muera.  Ud. Tiene que esperar el transcurso de su existencia. Si lo hecho por usted no es tan valioso,  seguro es que será olvidado, y no hay que olvidar que son los demás los que califican”. A él nunca le inquietó la calificación que de él se haría. Para él era interesante hacer las cosas, realizar los proyectos.

Nunca hubo en la vida de don Otto Schaefer preocupación por el dinero, pues lo que tenía era para necesidades sencillas de su vida, para ayudar a los necesitados, para prestar ayuda al que deseaba adquirir algo necesario para la práctica de la música.  Fueron muchos los jóvenes estudiantes que se dedicaban a la música los que recibieron obsequios, fueron incontables los hombres modestos que le pidieron ayuda y él se la brindó generosamente; fueron incontables los pescadores de Dichato, playa de su predilección, los que tuvieron permanentemente su ayuda.

Era muy respetuoso del pensamiento de los demás, pero él no ocultaba el suyo y lo exponía ampliamente. Fue el 4 de mayo de 1956, en la tarde, y en circunstancias que yo estaba viviendo en su hogar, enfermó, pero en presencia del doctor de su amistad, don Absalón Prado, de su hijo Luis y el que escribe, habló con un tono de claridad de extraña nitidez. Empezó a relatarnos una anécdota relacionada con un sacerdote de gran figuración en Chillán Viejo. De repente, un ataque puso fin a su vida. Fue el momento en que, en el pensamiento de la ciudadanía de Chillán empezó a brotar la real valorización de su vida en beneficio de la colectividad, emergía la presencia del que sin buscar reconocimientos, encontraba en su tumba el valor de la vida.

Pienso que los honores que se han rendido a don Otto Schaefer no están a la altura de lo que él se merece. Creo, y son muchos los que piensan así, debe levantarse un monumento, en bronce, frente al grupo Universitario, porque sólo así podremos hacer justicia a la labor de un hombre que luchando por la música llegó a brindarle a la juventud que estudia el más magnífico hogar". (Juan Cambiazo Díaz, 1968)



(NOTA DEL BLOG)
Chillán, diciembre de 2016
Al cumplirse 50 años de la Sociedad Musical Santa Cecilia (1968), se editó un folleto ilustrativo de esta patrimonial institución chillaneja, donde a través de diversos pasajes, se registra un trozo de nuestro Chillán; semblanzas que nos llegan del pasado tibias y sonoras, con el latido de que el “que busca, encuentra”.





Este blog, en ese cometido, intenta recuperar esas miradas,  con el propósito  de provocar en todos, una suerte de archivo imaginario que vaya enriqueciendo nuestra historia  personal, es así como este folleto titulado “50 años, 1918-1968” de 255 x 18 mm, impreso en los talleres gráficos de La Discusión, un mes de junio de 1968, atesora en cuarenta páginas de papel amarillento por el tiempo,  la historia de esta institución que lamento decir navega hoy en las turbiedades de lo desconocido, donde solo el recuerdo la engalana.

El texto que leyeron, y que da comienzo a este enlace, nos da un retrato desconocido de OTTO SCHAEFER ,  escrito por su amigo el sr. JUAN CAMBIAZO DIAZ. ¿Quién fue Juan Cambiazo?,  los datos de él, los envío su hijo del mismo nombre  que hoy vive en  Gotemburgo desde 1978, don Juan nació en Valparaíso el 21 de Julio de 1903, abogado, vivió en Chillán desde los años 40, estuvo casado dos veces y tuvo 6 hijos , cuatro en primeras nupcias y dos en segundas. Fue síndico de quiebras y profesor del Instituto Comercial. Perteneció a la directiva de la organización de  Santa Cecilia, y candidato a regidor por el Partido Comunista en los años sesenta, del cual fue miembro de su dirección en Chillán al momento de su fallecimiento el 21 de Junio de 1970. (dos años después de escribir esta nota)

Don Juan Cambiazo Díaz



viernes, 9 de diciembre de 2016

LA CANOA, (como almorzaba la peonada chilena)





LA CANOA
“Hoy los jornales comen en Mc donalds”

Cuando Luis Duran (vecino de Pinto, Provincia de Ñuble) me relató cómo era el sistema, no lo podía creer, sus palabras textuales: “un terrateniente local ( Pinto) de insigne apellido, servía el almuerzo a sus trabajadores en una canoa y ahí se alimentaban como si fueran parte del ganado”; por supuesto que esta conversación quedo consignado en mi memoria, desde ese momento busque alguna gráfica o foto que pudiera confirmar ese relato grotesco de los campos chilenos que nada tenía de bucólico o romántico.

El sistema de “canoa”, era una manera sencilla pero servil de entregar la alimentación en las faenas del campo en periodos no tan lejanos, donde todavía la huasca funcionaba, donde los pobres aceptaban con humildad y sosiego algo que hoy lo veríamos como inaceptable.

Esta estremecedora foto que les presento, es de un fundo de la zona central, aproximadamente de 1903, el grupo de inquilinos logra tapar sin querer "la canoa" que se asoma en el lado derecho, supongo que Carlos Dorlhiac http://chillanantiguo.blogspot.cl/2015/11/carlos-dorlhiac-la-realidad-en-tinta.html (revisar en este mismo blog, su trabajo de registro fotográfico de principios del s. XIX) nunca se enfrentó a esta escena, porque sin duda habría quedado registrada para nuestra vergüenza y registro de nuestro “glorioso Ñuble”.

Hoy los jornales se comen en los McDonalds, quizás no en canoa, pero con tiempo limitado y una porción de comida chatarra o "fideos chinos", sin domingos de descanso, ni tiempo de disfrutar en familia.


Un país es realmente desarrollado 
cuando éste alcanza la dimensión moral, 
en la cual la dignidad humana es un valor preeminente.

jueves, 8 de diciembre de 2016

ORIGEN Y DESARROLLO DE LA MASONERÍA EN ÑUBLE

p. Juan Carlos Romo Sanders
Mg. en Cs. Sociales


1era ETAPA

“La felicidad radica en la alegría del logro y la emoción del esfuerzo creativo”, planteó alguna vez Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos e iniciado en la Holland Lodge N°8 de Nueva York. Pues precisamente, la creación de la Masonería en Ñuble corresponde a un enorme esfuerzo que, a 140 años de su concreción, debe llenar de alegría y orgullo a todos sus integrantes.

De acuerdo a la obra “Masonería en Chile” de Patricio Díaz Silva, en el año 1876 Chillán era el granero de Chile. Convergían los productos del campo para ser comercializados no sólo dentro del país, sino que también muchos de estos productos eran embarcados en Tomé para salir de ahí rumbo al Perú, e incluso a Norteamérica. En ese año, recién se había inaugurado el tren que unía Tomé y Talcahuano, pasando por Quinchamalí, Confluencia, y siguiendo por el valle del Itata hacia Coelemu, Dichato y Tomé. El tren dio un gran empuje a la región, facilitando el comercio exterior. En ese ambiente nace la masonería en Chillán, que poseía alrededor de 19 mil habitantes.

Chillán agrícola, s. XIX

Chillán, Feria de animales, s. XIX


En la obra Reseña Histórica de la Francmasonería de Ñuble, Francisco Solís de Ovando afirma que a invitación de Diego San Cristóbal, Gustavo E. Santander y Gustavo Redón, el 7 de abril de 1876 se reunieron en casa de Santander, además de los citados, Pedro Lagos Marchant, Augusto Schwartz, Fernando Urbano Valdés, Germán Gabler, Benjamín Marechal, Alfonso Altavilla y Jorge Wilson.

Santander manifestó la conveniencia de fundar una logia masónica que dependiese de la Gran Logia de Chile, cuestión que fue analizada y aprobada con entusiasmo por los participantes, que a la sazón habían sido iniciados en distintas logias, tales como Justicia y Libertad N°5 y Unión Fraternal N°1, entre otras. De tal modo que se acordó elevar a la Gran Logia una solicitud firmada por Hermanos del Valle de Chillán para su aprobación oficial y el envío de instrucciones para materializar su creación.

El 10 de junio, la Gran Logia contestó afirmativamente la solicitud indicando, además, el modo de llevarla a cabo; así pues, como plantea la obra “Historia de la Francmasonería en Ñuble” de la Columna de Aprendices de la Respetable Logia Ñuble N°203, el 28 de octubre de 1876 se efectuó una importante reunión, declarándose como oficialmente fundada en esa fecha .En dicha instancia se constituyó la Oficialidad, se acordó dar a la Logia: el nombre distintivo de Tolerancia, se redacta el reglamento del Taller y se solicita a la Gran Logia la Carta Constitutiva.

Solís agrega, citando el acta de aquella jornada, que habiéndose reunido bajo la dirección de Nicolás Tanco, proclamado Venerable Maestro por los concurrentes, procedió a ocupar su puesto y designar para que lo ayudasen en la dirección de los trabajos a Pedro Valdés, como Primer Vigilante; Gustavo Redón, Segundo Vigilante; Jorge Wilson, Orador; Benjamín Marechal, Secretario; Pedro Lagos Marchant, Tesorero; Urbano Valdés, Experto; Diego San Cristóbal, Adjunto del Orador y Gustavo Santander, Adjunto del Secretario. 

El 16 de marzo de 1877, la Gran Logia aprobó el nombre distintivo. En los meses siguientes se nombraron nuevos oficiales provisorios, para finalmente, según consigna el cuadro del 3 de noviembre de 1877, quedar compuesta por: Venerable Maestro Nicolás Tanco, ingeniero; Primer Vigilante Germán Gabler, ingeniero; Segundo Vigilante Fernando Urbano Valdés, industrial; Orador Gustavo Redón, comerciante; Secretario Pedro Valdés, agricultor; Tesorero Augusto Schwartz, agente bancario; Maestro de Ceremonia Pedro Lagos Marchant, militar; Guarda Templo Benjamín Marechal, industrial; Hospitalario Wenceslao Benavente, ingeniero; Orador Adjunto Ruperto Martínez, agente bancario; Secretario Adjunto Gustavo Santander, contador; Primer Diácono Diego San Cristóbal, médico; Segundo Diácono Prudencio Goycochea, comerciante; y Maestro de Banquete Cándido Lagos, agricultor.


                 Pedro Lagos Marchant                            Aristides Martínez Cuadros

Acta de la primera oficialidad Logia tolerancia Nº12, 1877

Citando la bitácora Chillán Antiguo, “a partir de aquella fecha la logia masónica de Chillán había de funcionar regularmente integrada por destacados vecinos de la comunidad hasta 1883, año en que entró en receso por razones sobre las cuales no existe un claro testimonio histórico, hasta 1914, año en que vuelve a la vida activa, hasta nuestros días”. De cualquier modo, Óscar Martínez Castro plantea que hay antecedentes que indican que la Guerra del Pacífico movilizó a los Hermanos militares Pedro Lagos Marchant y Arístides Martínez, entre otros.

Así pues, comienza un periodo de decadencia, lo que se ve coronado un 22 de mayo de 1883, cuando el mismo hermano Santander, quien siete años antes sugiriera la creación de una Logia en el Valle de Chillán, fuera quien estuviera a cargo como Venerable Maestro de la última Tenida de que se tenga registro en lo que podría denominarse como la primera etapa de la Masonería en nuestro Valle, bajo la forma de la Respetable Logia Tolerancia N°12.


Chillan s. XIX


2º ETAPA

 De acuerdo a los registros de “Memoria Chilena”, el ciclo de prosperidad económica permaneció vigente hasta fines de la década de 1880, cuando la integración a la soberanía nacional de los territorios al sur del río Biobío incorporó al mercado suelos más fértiles, dejando a Chillán en una situación de estancamiento que obligó a muchos de sus habitantes a buscar fortuna en otras regiones. De cualquier modo, la ciudad había pasado de tener cerca de 21 mil habitantes a alrededor de 30 mil.

Jorge Carvajal Muñoz grafíca el vertiginoso devenir social de aquellos años, en su conferencia sobre las relaciones políticas y económicas entre nuestro país y Europa: “al comenzar el siglo XX se presencia la última fase de la lucha religiosa, entablada entre sectores laicos y clericales en las últimas décadas del siglo XIX, y que culminará en 1925 con la separación de la Iglesia del Estado”. La transición entre el siglo XIX y el XX estará marcada con la génesis y desarrollo de la Primera Guerra Mundial, que dividirá también a una parte de nuestra sociedad: al interior del país existían fuerzas aliadófilas y germanófilas importantes, las que se anulaban mutuamente.


Edifico Intendencia de Ñuble


En el ámbito local, en el año del Centenario, agrega Díaz Silva que “un grupo de masones intelectuales y educadores, vinculados a la Escuela Normal de Chillán, comienza a explorar la posibilidad de tener una logia en esta ciudad. Esta idea se afianzó por las gestiones del hermano Manuel Guzmán Maturana, quien entonces era el Venerable Maestro de la logia Justicia y Libertad N°5 de Santiago, y quien propuso reactivar la desaparecida logia Tolerancia N°12. Así, ya para el año 1913 se había reunido un buen grupo de masones en la ciudad y el proyecto era viable”.

Así pues, tras abatir columnas, el sueño de la masonería duró 31 años hasta que, fruto de la chispa masónica impulsada por Manuel Jesús Ortiz, José María Sepúlveda Bustos y Rigoberto Rivas, la Respetable Logia Tolerancia N°12 levantara columnas el 19 de diciembre de 1914, trabajando en el Templo ubicado en calle Carrera número 559 –hasta 1920–.

 
                                  Rigoberto Rivas Del Valle                    José María Sepúlveda Bustos

Ortiz siempre fue tenaz y enfrentó desafíos: Luis Rubilar -autor de "El imaginario del profesor rural en las novelas del maestro normalista Manuel J. Ortiz"-, comenta lo complejo de sus primeras experiencias docentes, "concretamente en los pueblos de San Ignacio y Bulnes en la provincia de Ñuble, comunas agrarias, deprivadas culturalmente y sometidas al poder político local, las más de las veces arbitrario por parte de caudillos y terratenientes".

Aquel templo de calle Carrera no fue el único lugar donde los masones “pulieron la piedra bruta”: también lo hicieron en El Roble N°448; luego, desde 1926 a 1933, en una casa perteneciente a la familia Tohá, en O’Higgins, hoy Isabel Riquelme N°523. Posteriormente en El Roble N°537y, tan sólo dos meses después del terremoto del 24 de enero de 1939, en su sede de emergencia ubicada en calle Arauco N°1057, para luego instalarse definitivamente en el actual templo de calle Rosas N°456, muy cerca de Avenida Libertad. Memoria Chilena recuerda que aquella gran catástrofe "volvió a dejarla en el suelo, obligando a reconstruirla prácticamente desde cero".


Escuela Normal de Preceptores


Chillan en ruinas, terremoto del 24 de enero de 1939

 
         Pedro Poblete Vera                               María Espíndola y familia

Según estimaciones de la Dirección General de Obras Públicas, Chillán se destruye en un 95%. El 20 de agosto de 1939 visita Chillán por segunda oportunidad el Presidente Pedro Aguirre Cerda y se establecen las especificaciones de la ordenanza municipal que decreta nueve zonas de edificación en el nuevo Chillán. Iniciado en la logia Justicia y Libertad N°5 y posteriormente miembro de la logia Unión Fraternal N°1, Aguirre Cerda encaró el desafío de la reconstrucción con otro hermano masón: don Pedro Poblete Vera.

Nacido en Quirihue en 1904; Poblete Vera estudió en la Escuela Superior N°1 de Quirihue, en la Escuela Normal de Chillán y en la Escuela Normal de Victoria. Consigna la Biblioteca del Congreso Nacional que en el año 1938 fue nombrado intendente de Ñuble, cargo que ejerció desde el 24 de diciembre de 1938 al 31 de enero de 1941, fecha en que renunció. Fue integrante de instituciones sociales y culturales, como la Liga de Estudiantes Pobres, Brigada de Boy Scouts, Club Aéreo, Sociedad de Artesanos, Rotary Club, Club Deportivo Ñublense, Cuerpo de Bomberos, y Unión de Profesores de Chile. Murió en Santiago, el 19 de febrero de 1966.

Otra gran protagonista de los albores del siglo XX fue la pedagoga, poeta y activista chillaneja María Espíndola Núñez (1872 -1915), a quien se le atribuye el inicio del movimiento feminista organizado en Chile;  fue una de las fundadoras de la “Federación Femenina Panamericana”, precursora de la Educación Laica, fundadora del Liceo Americano para Señoritas y de la Academia de Bellas Artes de Chillán.

En el siglo XIX y parte del XX, las gracias femeninas son, según el académico Marco Aurelio Reyes, “tener buen porte, un rostro agradable, saber bordar, tocar piano y hacer dulces. A tales menesteres, se agregaban los propios del género: complacer al marido, ser madre, amamantar a los hijos, administrar el hogar, ordenar a la servidumbre y rezar la Novena. La mayoría de las sufrientes mujeres pueblerinas seguían siendo ‘jefas de hogar’, con todos los roles inherentes. Socialmente toda mujer era segregada, mientras los hombres hablaban de política, cosechas y negocios; ellas debían hacerlo de cocina, niños, costuras, sirvientes, santos y mandas”.

Sin embargo, María Espíndola no se amilanó y durante el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, 1910, diría: “Cuán grato es a mi corazón poder alzar mi voz ante vosotras, hermanas en las ideas y compañeras en la ardorosa lucha por salir de las tinieblas a la esplendorosa luz de la ciencia y el saber. Y al daros a vosotras y a vuestra patria mi saludo personal, os traigo también el saludo de la mujer chilena que, como vosotras, lucha en el palenque de las ideas para conquistar su mejoramiento social, económico e intelectual”.

Esta notable mujer falleció el 12 de agosto de 1915; descansan sus restos actualmente en el mausoleo de la Sociedad Empleados de Comercio, después que la Logia Masónica de Chillán rescatara sus restos de la tumba destruida por el terremoto de 1939.El primer Centro Femenino Paramasónico de Chillán lleva su nombre: “María Espíndola N°12”.

           Fernando May Didier                         Arturo Mutizabal Sotomayor

 
Lautaro Vásquez Landa                               Otto Schaefer Hoffmann

Este centro fue encabezado entre 2014 y 2015 por Érica Schaeffer, nieta de otro gran personaje de la zona: Otto Schaeffer. En la Revista Patrimonial Chillán Antiguo se consigna precisamente que los primeros germanos llegaron a Chillán en el siglo XIX, y que ya en 1856 se había fundado un Club Alemán; capítulo aparte merecen los alemanes que llegaron a la Escuela Normal de Chillán; eran profesores de diversas especialidades. Podemos nombrar entre ellos a Georgi, Madsen; Schaeffer, Voss, Habenicht. El hijo del Sr. Schaeffer, Otto, fue el fundador de la Sociedad Musical Santa Cecilia y creador de la Casa del Arte. Él se hizo cargo de la Casa de Música de que tenía su padre frente a la Plaza de Armas.

Pues bien, el entusiasmo masónico fue tal en aquella época que, en la década de los ‘50, fruto de la iniciativa de un grupo de integrantes de Tolerancia N°12, logra levantar columnas otro taller: los contactos preliminares se inician a fines de 1957 y culminan el 12 de agosto de 1958 cuando se promulga el decreto que autoriza la creación de la Respetable Logia “Acacia” con el número de orden 107. La nueva Logia fue instalada el 16 de agosto mediante solemne ceremonia presidida por Óscar Pereira Henríquez, futuro Gran Maestro de la Gran Logia de Chile entre los años 1982 y 1986.

Referirse a los orígenes de la Logia “Acacia” N°107, es remontarse al Chillán de fines de la década del 50, con las características, dificultades, y desafíos propios de una época singular. Son destacadas personalidades quienes lideraron esta iniciativa: Lautaro Vásquez Landa, Luis Schaffer Morales, Víctor Sepúlveda Jara, Manuel Acevedo Montecinos, Carlos de Los Santos Segura, Federico Arias Urzúa, Jorge Petersen Acuña, Moisés Noriega Alarcón, Germán Muller Rohl y Raúl González Pastene, entre otros.

La Acacia es uno de los símbolos más importantes del Tercer Grado de Maestro; afirma el Diario Masónico que, pese a que estéticamente posee una belleza probablemente mucho menor a las de otros árboles, tiene implicancias esotéricas muy importantes, a partir de la identificación de sus propiedades. Su madera es resistente, con muchos usos en medicina, perfumería y con enorme capacidad de adaptación a suelos muy pobres, lo que a su vez permite ser usada en la lucha contra la desertificación y cuyas hojas permiten alimentar a ganados en condiciones particularmente difíciles. De tal suerte que la Acacia es un símbolo de inmortalidad, inocencia e iniciación, esperanza e integridad. En los oficios fúnebres, indica que en nuestro Interior existe una parte inmortal que sobrevivirá a la tumba.

En aquella época destacó la figura de Carlos Luis González Utreras, regidor de la Municipalidad de Chillán, entre 1950 y 1953 y elegido alcalde de la misma, desde 1953 a 1956; luego nuevamente regidor, desde 1956 a 1960 y de 1960 a 1961.Militante del partido Radical sería además electo diputado por la Décimosexta Agrupación Departamental "Chillán, Bulnes y Yungay", para el período 1961-1965; integraría la Comisión Permanente de Gobierno Interior y sería diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Educación Pública.

Consigna la Biblioteca del Congreso Nacional que, en su ciudad natal, Chillán, González Utreras fue miembro de diferentes organizaciones, como del Centro Cultural Pedro Lagos Marchant; de la Sociedad de Empleados de Comercio, del Club Comercial; de la Corporación Colegio Concepción de Chillán; y Deportes Ñublense, entre muchas otras instituciones. Falleció en Chillán el 17 de junio de 2003.

La década del 50 también fue fructífera en San Carlos, pues un grupo de residentes que trabajaban en las logias masónicas del valle de Chillán, Tolerancia N°12 y Acacia N°107 deciden potenciar sugestión logial con actividades desarrolladas en su localidad. Es así como el 14 de septiembre de 1957 obtienen la autorización para crear un Triángulo en San Carlos, que se instala oficialmente bajo la denominación de Triángulo “David Benavente” N°7 en el valle de San Carlos.

Una década después, el 26 de julio de 1966, el profesor y contador, Aristóteles Berlendis Sturla, Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, decreta la creación de la Respetable Logia “David Benavente” en San Carlos, asignándole el número de orden 123. El 5 de diciembre se le extiende la Carta Constitutiva y doce días después, es instalada solemnemente su primera oficialidad en una especial ceremonia en el templo masónico del valle de Chillán. A contar del año 2010, por determinación oficial, esta Logia pertenece a la Jurisdicción de Parral.

El doctor David Benavente, nacido en Ninhue, fue precursor de la Neurocirugía en Chile. En 1933 asumió la Gran Maestría, preocupándose de ordenar las finanzas, reglamentar el Fondo de la Solidaridad de la Gran Logia y socorrer materialmente a los hermanos afectados por la vorágine política del momento. Puso en marcha además el Departamento de Acción Masónica como un centro de investigación y docencia. La publicación científica SciELO consigna que destacó “por su valor humanitario y profesional como cirujano ejemplar desempeñado labores de jefaturas, y procedimientos vinculados a la cirugía experimental y la neurocirugía”.

Chillán 1950

                              David Benavente Sepúlveda                              


1976, Centenario fundación Logia Tolerancia Nº 12 

El libro “Masonería en Chile” agrega que, para encontrar una solución al problema agrícola, a mediados de la década del cincuenta, durante el gobierno del general Ibáñez, se ensaya un sistema de desarrollo del agro, el plan Chillán, financiado por los Estados Unidos de Norteamérica, tendiente a activar una de las regiones más deprimidas del país y que aún sufría las consecuencias del terremoto del año 1939. Dentro de este programa, se crea la Escuela de Agronomía dependiente de la Universidad de Concepción, quedando a cargo de un grupo profesionales que, a su vez, eran masones, quienes se afilian a la logia Tolerancia N°12.

Tras la creación de la Logia David Benavente se vivieron otros dos hechos relevantes para la historia de la Masonería en Ñuble: el 23 de octubre de 1976 se celebró el Centenario de la Fundación de Tolerancia N°12 y, un mes más tarde, miembros de este taller y de Acacia 107 se reúnen por primera vez para dar los primeros pasos en la creación de una tercera logia en el Valle de Chillán. Su trabajo llegó a buen puerto pues por decreto de junio de 1977, se autorizó la creación de la Logia Pedro Lagos MarchantN°138, taller que comenzaría a trabajar masónicamente de modo oficial desde su instalación el 3 de septiembre de aquel año.

Pedro Lagos Marchant nació en Chillán, en la Estancia de Mengol, en 1832; hijo de Manuel Lagos Jaraquemada y Rosario Marchant. Se casó con Juana María de las Mercedes Lagos y tuvieron una hija. La acción más destacada de la vida militar de Pedro Lagos, fue la campaña de Arica con la toma del Morro, hecho que ocurrió el 7 de junio de 1880. El general Baquedano le encargó el plan de captura de esta ciudad y Lagos planificó el asalto con gran astucia. Aquella fue una acción militar en extremo eficiente, pues en tan solo 55 minutos lograron alcanzar la cima y dominar toda la situación.

También tuvo una destacada participación en la campaña de Lima, participando activamente en las batallas de Chorrillos y Miraflores. En marzo de 1881 fue nombrado comandante en jefe del Ejército de Ocupación, en reemplazo de Baquedano. Su última distinción la obtuvo el 23 de noviembre de 1881, cuando alcanzó el cargo de comandante general de Armas de Santiago. Tres años después, dejó de existir en Concepción, el 18 de enero de 1884. Sus restos fueron transportados a Santiago, el 20 de enero, aniversario de la batalla de Yungay, escoltado por comisiones cívicas y militares. Las honras fúnebres del héroe tuvieron lugar esa misma mañana de la partida presidencial, 21 de enero de 1884, en el templo de la Recolección Dominicana.


  NUEVAS LOGIAS ILUMINAN NUESTRO VALLE

La Gran Logia de Chile afirma que la historia de la Logia Enrique Pastor López N°176 de Coelemu-Parral “tiene profundas raíces; un 3 de diciembre de 1944 en el Valle de Tomé, en la Logia “Diego Barros Arana” N°83, se realizó una Ceremonia de instalación, que daba vida al “Triángulo Confraternidad” N°48 del Valle de Coelemu”. Es ahí donde se encuentra la matriz de los integrantes de este taller que también posee un vínculo con la jurisdicción de Talcahuano, al ser fundada oficialmente en 1996 como reconocimiento a los enormes méritos masónicos del Querido Hermano Enrique Pastor López”.

Comerciante nacido en Málaga, España, en el año 1826, habría llegado a Valparaíso alrededor del año 1850, donde entró en contacto con masones que le invitaron a la Orden. Iniciado en la logia Unión Fraternal N°1 a principios de1856, desarrollará una brillante y destacada vida dentro de la fraternidad. En 1860 ya había alcanzado el grado de Maestro, y ese mismo año se trasladó a Concepción donde, junto a otros hermanos, funda la logia Estrella del Sur bajo la dependencia del Gran Oriente del Perú. A partir de entonces comienza su gravitante historia en la masonería penquista: en 1860 funda la logia Aurora de Chile, bajo la obediencia del Gran Oriente de Francia; en 1862 la logia Fraternidad N°2 y contribuye a la fundación de la Gran Logia de Chile; en 1883 contribuye como fundador de la logia Paz y Concordia N°13, que tras trabajar en instancia todo ese año, fue solemnemente instalada el 12 de enero de 1884, quedando él como Venerable Maestro, cargo para el cual posteriormente fue reelegido, dejando una profunda huella masónica. También su carrera en la masonería capitular fue brillante, alcanzando los más altos grados. Pastor López falleció en el año 1911 y sus restos se encuentran en el cementerio de Concepción.


La historia masónica nos sitúa luego a fines de 1987, ocasión en la cual se planteó por primera vez la creación de una cuarta Logia en el Valle de Chillán, idea que sólo pudo prosperar en 2001 cuando se formalizaron los trámites pertinentes para conseguir la aprobación oficial. Reunidos algunos Hermanos de las Logias Tolerancia N°12, Acacia N°107 y David Benavente N°123, en 2001 se elabora el acta de fundación.

Mediante nota recibida el 25 de marzo de 2002, la Gran Secretaría General aprobó la nueva Logia en Instancia de Constitución con el nombre de “Eugenio Matte Hurtado” y cumplidos otros diversos trámites, el 26 de noviembre de 2002 se instala como Logia Justa y Perfecta con el número de orden193.

Eugenio Matte Hurtado, abogado santiaguino, fue elegido Gran Maestro de la Masonería chilena a la edad de 35 años. En el breve período que ejerció dictó dos importantes medidas: la creación del programa de instrucción para aprendices, compañeros y maestros; y la acción en el mundo exterior de la Masonería en la protección de la infancia, orientación de la juventud, mejoramiento del proletariado, liberación de la mujer y educación nacional.

Retomando el devenir local, apenas pasaron tres años y la inquietud por formar una quinta Logia en el Valle avivó el fuego masónico de 28 Hermanos de la Respetable Logia Pedro Lagos Marchant N°138 y el integrante de Acacia n°107, Raúl San Martín González, que consiguieron iniciar la tramitación respectiva. Así, se llegaría al 29 de julio de 2005 cuando se produce la Instalación en instancia de Constitución de la Respetable Logia Ñuble N°203; el jueves 15 de diciembre de aquel año se produjo el Levantamiento Oficial de Columnas como Logia Justa y Perfecta. Sin embargo, como dicho mes contempla muchas actividades tanto masónicas como profanas, se prefirió considerar el 27 de mayo –Acta de Fundación– como el día a celebrar de modo oficial. 





Recientemente, en el Cementerio Municipal de Chillán, la Respetable Logia Ñuble N°203, con la colaboración de otros Queridos Hermanos, donó a la Masonería de Chillán el memorial titulado “La columna truncada”, como un homenaje a sus integrantes fallecidos.